Artículos, Lucerna N° 12

Exponiendo los puntos ciegos: la imaginación narrativa y el pensamiento crítico en Puñales escondidos de Pilar Dughi (Lucerna N°12)

Exponiendo los puntos ciegos: la imaginación narrativa y el pensamiento crítico en Puñales escondidos de Pilar Dughi.

Estudio: Carlos Salinas Melchor

[Extracto]

[…]

«Partiendo de lo señalado, en este trabajo quiero proponer una lectura de Puñales escondidos que active la imaginación narrativa y el pensamiento crítico de los lectores y los lleve a reflexionar sobre ciertos puntos ciegos de la sociedad, que la novela permite vislumbrar desde una mirada atenta.

Cuando se me planteó analizar esta novela, al principio pensé en trabajar su relación con la novela policial. Sin embargo, cuanto más profundizaba en su lectura, más notaba que la historia de la señorita Fina y el misterio de los robos a los clientes del banco eran un marco en el que se invita al lector a analizar los cambios de una mujer. De manera más concreta, propongo que la novela permite que el lector, a través de su compenetración con la vida de la protagonista, deconstruya y complejice una etiqueta con la que se sanciona a las mujeres: la de amante. A su vez, también quiero centrar la mirada en cómo la novela expone y representa a la literatura, concretamente a la novela, como un impulso transformador capaz de movilizar a las personas hacia un cambio en sus vidas.

La novela empieza exponiendo una sensación de angustia que envuelve a la protagonista:

«En otros países las operaciones se realizan inmediatamente y en simultáneo, porque están conectadas a través de las máquinas. Todas las agencias. Todos los empleados. Al principio no pudo imaginarse como podría ser aquello. Luego llegaron las computadoras, reemplazaron a las máquinas de escribir y a las calculadoras manuales. Sobre todo aquellos que se resistían a las novedades del nuevo sistema de informática.»

El cambio generacional produce una presión muy marcada que ataca directamente a la protagonista. Ella está frente a un mundo de cambios impensables que le resulta inimaginable, y que ha dejado fuera a casi todos sus contemporáneos, lo que aumenta su situación de soledad. Su generación se siente desfasada e incapaz de adecuarse o comprender los cambios. No obstante, la señorita Fina se ha resistido a ellos: “Pudo haberse jubilado antes, pero la inercia, y el placer que le producía aprender, la hizo actualizarse y competir con los nuevos empleados”. De esta forma, poco a poco, la novela empieza a introducir a sus lectores a una percepción particular del mundo.

Los cambios no se presentan solo desde lo laboral, ya que estos se exponen a través de cómo es percibido y presentado el espacio: “Miraflores ya no era esa pequeña ciudad tranquila de amplias residencias y grandes parques, donde la gente paseaba por las tardes rodeando los malecones sobre los acantilados. En las calles antiguamente silenciosas, ahora se producían embotellamientos de vehículos, porque las pistas ya no se abastecían para el flujo de la población”. El silencio ha sido quebrado por los embotellamientos, la tranquilidad por el flujo de la población. Los cambios no son vistos positivamente y la señorita Fina se siente atrapada, estática, frente a esta situación: “Se asomó por la ventana de su dormitorio. El malecón estaba a una cuadra de distancia y detrás de él, el mar. Era el mismo paisaje que veía desde que era pequeña. El mismo dormitorio. Nunca se había mudado. ¿Moriré también aquí?, se dijo”. Hay, entonces, una acercamiento hacia una subjetividad que confronta con inquietud su inamovilidad con el conjunto de cambios que la rodean e increpan. Ella es un remanente de un pasado que ha sido dejado de lado por el cambio; todo cambia menos ella. Trabajar en un banco no detenta ni poder ni goce cuando todo está cambiando. Una vista hacia el mar no es hermosa ni lleva hacia una reflexión plácida de la naturaleza o la vida; por el contrario, la lleva a reflexionar sobre la impasibilidad de su vida y la muerte, pero no desde una posición satisfactoria, sino como una consecuencia intrascendente de una vida estática.»

[…]

Carlos Salinas Melchor (Lima, 1989). Magíster en Literatura Hispanoamericana y licenciado en Lingüística y Literatura con mención en Literatura Hispánica por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Su interés en el campo de la investigación se centra en la teoría literaria, y en la narrativa hispanoamericana y, sobre todo, peruana. Específicamente, se enfoca en analizar el ámbito teórico de la autoficción y sus características particulares en la narrativa peruana. Candidato a doctor en Literatura Hispanoamericana por la Pontificia Universidad Católica del Perú.

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