Artículos, Lucerna No. 10

El proyecto de vanguardia surrealista de César Moro en la exposición de 1935 (Lucerna N°10)

[Extracto del artículo «El proyecto de vanguardia surrealista de César Moro en la exposición de 1935», publicado en Lucerna N°10 (Diciembre 2017)]

Por: Nuria Cano Erazo

En el tiempo, existen diversos modos de expresión de lo sensible, de tal manera que es necesario rescatar aquello que la Historia ha relegado. Esta vez nos sumergiremos en la primera mitad del siglo XX, que, en la Historia del Arte peruano, se conoce por la relevancia de la imagen indigenista. En esta ocasión, el tema es la inserción del surrealismo en las artes plásticas del Perú a partir de la propuesta artística de César Moro.

En esta época, el gobierno de Augusto B. Leguía, desde 1919 hasta 1930, marcó una etapa importante por los exorbitantes préstamos para la inversión de la modernización de Lima. A la par de estos cambios, se promovió la llamada “patria nueva” para la cual la estética indigenista fue indispensable. Con el apoyo del gobierno y las instituciones como la Escuela Nacional de Bellas Artes, esta imagen se convertiría en la representación nacional de lo sensible en determinado tiempo, es decir, esta imagen sería la adecuada para la mayoría social.

Esto no quiere decir que, en ese momento, no hayan existido otras inquietudes ligadas a la creación visual. Registro de ello son las exposiciones en los pocos espacios que funcionaban como galerías de arte. Tomemos en cuenta que una exposición es una acción de organización de imágenes y discurso en un recinto. Surge la necesidad de mostrar al espectador nuevas formas en la representación visual. En algunos casos, se trata de repeticiones de la tendencia del momento, pero en otros se hace evidente una posición innovadora en el medio. Sin embargo, la mayoría de exposiciones eran de estética indigenista. Frente a tal imagen dominante, hubo una exposición organizada y realizada en mayo de 1935 por César Moro dentro de las salas de la Academia Alcedo, actual Conservatorio Nacional de Música.

César Moro, en una de las cartas que envió a su amigo el poeta Emilio Adolfo Westphalen hacia 1946, le recuerda: “Nunca antes habían visto nada semejante, ni insolencia mayor que nuestra exposición del 35”. Además, Westphalen menciona en sus memorias: “Con Moro colaboré en la publicación del catálogo de la primera exposición de pintura surrealista realizada en Lima en 1935 y que escandalizó al público”. Estos dos testimonios son claves para el inicio de la investigación, por una parte, porque Westphalen anuncia la concurrencia del público y la mirada atónita de ellos hacia las imágenes; y, por otra parte, debido a que Moro en su carta reafirma la “insolencia” en las imágenes. Desde esta expresión de dos amigos poetas, ¿cómo hallar los indicios de la importancia de esta exposición? El trabajo de archivo parte de ahí.

El evento expositivo es anunciado en el diario La Crónica del miércoles 1 de mayo. Se mencionan a todos los artistas participantes: “Jaime Dvor, Waldo Parraguez, Carlos Sotomayor y Gabriela Rivadeneira”. Esta exposición duró del tres al quince de mayo. En el anuncio del diario La Prensa, el 4 de mayo de 1935, al día siguiente de la inauguración, a la cual concurrió numeroso público de la escena artística limeña, una nota la denomina: “Exposición surrealista en la academia Alcedo”. En cuanto a la presentación de las obras, E.A. Westphalen describe el espacio y la exposición como “Una sala utilizada más que ocasionalmente para exhibir «obras de arte»”, que “se cubría de imágenes desmedidas e insólitas pero que había que admitir pues se guardaban las apariencias: las pinturas y los trozos de papel pegados tenían marco y había objetos sobre pedestales – todo ello dentro del local habitual”.

A pesar de que se trataba de una exposición colectiva, la mayoría de obras le pertenecían a César Moro, lo cual demuestra su vasta producción pictórica.

En el “Suplemento dominical” del diario La Prensa, llamado Letras – Artes – Ideas, el 5 de mayo de 1935, aparece un comentario donde se define la exposición como efectuada por un grupo de “artistas revolucionarios”; además, se comenta que “Las dos salas ostentaban más de cincuenta cuadros, todos de concepción inesperada para los que normalmente visitan las exposiciones de pintura”. La exposición realmente resultó excepcional para el medio artístico de la época, pues, según el diario, se vieron “Formas extrañas y colores insólitos, puestos en una libertad que debió exasperar a los profesores meticulosos de perspectiva”. En sentido general, se interpreta el carácter de la exposición como “Algo polémico, en plan belígero, el programa interesó mucho como un complemento a la sugestión general de esta muestra especial, juvenil y nueva entre nosotros.” Asimismo, se reafirma que “La mayoría de las obras pertenecen a César Moro”.

[…]

[Las notas a pie de página han sido omitidas para facilitar la lectura en línea]

 

Nuria Andrea Cano Erazo (Lima, 1989). Artista plástica de la Escuela Nacional de Bellas Artes del Perú con mención de honor en la especialidad de Pintura. Magíster en Historia del Arte y Curaduría de la Pontificia Universidad Católica del Perú, con la tesis: El proyecto de vanguardia surrealista de César Moro en la exposición de 1935. Cuenta con tres exposiciones individuales: Bajo soles mostrencos en la galería del ICPNA de San Miguel, 2016. Un río yace en mi espalda en el Centro Colich, Barranco, 2016 y Testimonios Retratados en la galería Le carré d’art de la Alianza Francesa, 2014. Además, ha participado en exposiciones colectivas, como Les chercheurs d’or, en el Castillo de Saint – Auvent, Limoges – Francia; Camino al Bicentenario I: Tarea mi Perú, en la galería Fórum, y Constituciones en la galería L’imaginaire de la Alianza Francesa, 2016. Ganó el tercer lugar en la categoría «Paisaje contemporáneo» del concurso internacional de pintura rápida «Mario Urteaga Alvarado» 2017, en Cajamarca. Finalista en diversos concursos como Pasaporte Para un Artista 2015 y el Concurso Nacional de Pintura del Banco Central de Reserva del Perú 2015.

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Lucerna No. 10, Poesía

Tres poemas de Navale Quiroz Cano (Lucerna N°10)

Navale Quiroz Cano (Apurímac, 1980)

Venimos del océano

Tengo un acuario, me levanto temprano para ver nadar a su único pez dorado,
para acariciarlo lo veo sacudirse y le apunto con el dedo como señalando al sol.
Todos los días crece y sacude su rostro en el vidrio que nos separa,
Yo, una completa imperfecta y él aún perfecto incompleto;
levanta su nado desde el fondo hasta hacerme una mueca.
Los dos nos sabemos en nuestras peceras.
Él me alimenta
mientras rocío migajas de pan sobre el agua.

 

Décimo planeta

Veo como marchan a la batalla de los doce planetas
Y tú ¿por qué me sostienes a la tierra?
Alguien cose los destinos del mundo con hilos de la vía láctea.

Dicen las trompetas que el cielo ya no existe,
sólo estamos tú y yo envueltos en polvo.

Quizá se haga la luz si abro los ojos
si hago un chasquido con los dedos
si estrello este par de piernas en las rocas
ellas no cuentan, si te tengo en mi ombligo.

Entre tanto frota mis manos que hace frío
sopla en mi nariz y abraza mi cintura
respira conmigo que viene la danza del parto.

Se han perdido todos los calendarios
no hay más libros, ni historia
sólo orquesta Dios
silba su viento estelar
sobre la nueva constelación de un nuevo planeta
en nuestro abrazo.

 

Horas

Parte el navío a la una
el calendario dice ser un día del año pasado
en mi abrazo dan las dos
se oye el océano completo en tu pecho,
unas redes han atrapado tu corazón que marca las tres.

Las orillas me dicen que no hay olas hoy
me aferro más a tu abrazo siendo las cuatro
los botones en la proa se abren con las aguas
y avanzan,
como los pasos que das
cuando no hay puerto
a las cinco avanzas, cruzas,
viajas con el sol,
y te vas dando las seis.

 

Navale Quiroz Cano (Apurímac, 1980). Comunicadora Social, egresada de la Universidad Nacional San Luis Gonzaga de Ica. Magíster en Docencia Universitaria por la Universidad Alas Peruanas donde es catedrática. También tiene estudios de maestría en Comunicación Social y Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Vive en Ica desde los cinco años. Entre sus publicaciones están Algo de cierto, antología de poesía iqueña (Lustra, 2007), Nohombre, (Colección Piedra/Sangre, Lustra, 2008), Ondinas. El espíritu del agua (Ushuaia Ediciones, España, 2011) y Siembra de espirales (Alastor Editores, 2019). Además sus textos han sido publicados en revistas nacionales e internacionales. Ha participado en numerosos festivales de poesía.

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Lucerna No. 10, Poesía

Tres poemas de Micaela Paredes (Lucerna N°10)

Micaela Paredes Barraza (Santiago de Chile, 1993)

Micaela Paredes Barraza

NOCHE ADENTRO

Escucho una estampida de pájaros nocturnos,
el eco que repiten las piedras sin memoria.
Las hojas empozadas se sueñan en su rama
mientras las aguas callan el curso de las horas.

Solo he vivido un día y todo ha sido noche.

Herida de ceniza mi frente aún espera.
Oscuras mariposas en mis manos escampan.
Sus alas rotas cargan la errancia de otro entonces,
las esquirlas de un tiempo que en ofrenda se alza.

Vivir es soñar días sabiendo que es de noche.

 

VÍA

Caminas bajo un cielo que arde y llama.
Todo hoy es lejanía y cada paso
es tránsito al comienzo de otro fin.

Con tanta muerte a cuestas se consuma
la hora, condensada en un presente
erguido sobre tumbas de memoria.

La estrella que devana noche y día
te arrastra y tú, obediente, vuelto barro
recorres el camino de la sangre.

Las piedras todas lloran en silencio:
testigos indulgentes que en tu marcha
la voluntad del polvo ven cumplirse.

La tierra anochecida espera abierta
y todos tus finales hoy convergen
para iniciar el último comienzo.

 

FÁBULA DEL SILENCIO

Solo la noche sabe cuánta noche
cría un cuerpo atizado por la pena.
Los dos ojos vaciados buscan cielo
a la espera de un nombre y solo el eco
de su voz y del llanto de las horas
ven arder sin memoria entre la sombra.

La luz del día solo engendra sombra
y no es más que el augurio de la noche.
Sin nombre ni concierto van las horas.
Desierta es la humedad cuando la pena
no encuentra ya su origen, cuando el eco
nacido del olvido inunda el cielo.

Si toda claridad viene del cielo
y solo somos cuerpos dando sombra;
si somos solo el eco de otro eco
y nuestras aguas siempre están de noche
llorando sin saber de quién la pena
ni a dónde el cauce lento de las horas

¿a qué seguir llenando instantes, horas,
y con la voz quebrada hablar al cielo
para que extinga el rayo de esta pena
si el cielo se ha tornado un mar de sombra
y no es más que el reflejo de otra noche,
la noche en que Dios quiso oír su eco?

Quizás fuera más fácil, siendo eco,
dejar de preguntar por qué las horas
laceran en silencio día y noche
la verdad que creímos en el cielo…
Y ser en el abrazo de la sombra
y darse en el oficio de la pena.

Dios hizo a semejanza de su pena
la voz del hombre: las palabras eco
son del llanto vertido entre la sombra,
alzado para dar nombre a las horas.
No existen las distancias en el cielo:
sin tiempo todo empieza hacia la noche.

Quizás las horas muertas en la sombra
un día el cielo abran con su eco.
Y tanta noche nos valdrá la pena.

 

Micaela Paredes Barraza (Santiago, 1993). Licenciada en Letras Hispánicas PUC. Publicó su primer libro de poemas, Nocturnal, en 2017, por Cerrojo Ediciones, Chile. Ha recibido reconocimiento en diversos concursos, entre ellos el primer lugar en el Concurso Literario UC, mención poesía, en 2014 y 2015, y una mención honrosa en el Premio Roberto Bolaño, categoría poesía, Ministerio de Cultura de Chile, 2014. Algunos de sus poemas se han publicado en revistas de creación en Chile, España, Venezuela y Perú. Este año comenzará sus estudios en el Máster de Escritura Creativa en NYU.

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Artículos, Lucerna No. 10

Entre pintura y literatura: la representación del artista en «La obra maestra desconocida» de Balzac (Lucerna N°10)

[Extracto del artículo «Entre pintura y literatura: la representación del artista en «La obra maestra desconocida» de Balzac», publicado en Lucerna N°10 (Diciembre 2017)]

Por: Katia Yoza

“La obra maestra desconocida” es un cuento de Honoré de Balzac publicado inicialmente en 1831 en el diario L’artiste bajo el título “Maître Frenhofer” y posteriormente bajo diversos títulos hasta ser integrado en La comedia humana en 1846. El cuento trata sobre la representación del artista a través, sobre todo, de las reflexiones sobre el arte del maestro Frenhofer, quien genera intriga con su obra maestra desconocida.

Los protagonistas son tres pintores de tres generaciones diferentes: Frenhofer, Porbus y Poussin. La llegada de este último es el punto de partida de la historia. Él sería el representante del arte clásico en su apogeo, como lo afirma Nathalie Kremer. Porbus, de aproximadamente cuarenta años, es el maestro admirado por Poussin. Pourbus, como lo explica Chantal Massol-Bédoin, representa al pintor académico de la Corte, por lo que se caracteriza por su dominio de la técnica. Tanto Pourbus como Poussin son personajes históricos –Frans Pourbus el joven y Nicolas Poussin–, mientras que Frenhofer es el único pintor ficticio.

Frenhofer es el pintor romántico del cuento, el más experimentado y el autor de la obra maestra desconocida. Su representación se confronta constantemente a la de Poussin: el texto de Balzac desarrolla, sobre todo, un diálogo entre dos representaciones de artistas: la del maestro y la del aprendiz. Así, “La obra maestra desconocida” posee aspectos que pertenecen tanto a la novela de aprendizaje como a la novela del artista. En efecto, la narración comienza con la presentación de Poussin en el atelier de su artista admirado y continúa con su aprendizaje constante alrededor de Frenhofer: la relación entre el aprendiz y el maestro es una fase ineludible de la formación del artista. Sin embargo, como analizaremos, este cuento es un caso particular, pues se trata del aprendizaje del joven artista, así como de la desmitificación vivida por el gran maestro.

[…]

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Lucerna No. 10, Traducciones

Ocho Galáxias de Haroldo de Campos (Lucerna N° 10)

Traducción, presentación y notas de Miluska Benavides

[Fragmento del texto de presentación]

«La obra del poeta, traductor y crítico brasileño, Haroldo de Campos (1929-2003) señala la vigencia de las poéticas de vanguardia en la concepción de obras de alta experimentación formal. Escrito entre 1963 y 1976, y aparecido en 1984, Galáxias, se compone de cincuenta secciones, y puede considerarse un solo poema. La ausencia de puntuación revela un énfasis en la experiencia del flujo y su unidad mínima es el evento. Su organización es metonímica y articula tres dimensiones del poema: sonora, visual y semántica. De allí resulta el despliegue de varias posibilidades de articulación de sentidos. […]

Sobre esta traducción
Esta selección de ocho eventos-fragmentos señala algunos temas que considero importantes del conjunto. El poema-libro en portugués recoge variantes arcaicas, del lenguaje oral y de la tradición poética de dicha lengua. Presenta, asimismo, una considerable cantidad de neologismos de invención del poeta. Muchas veces los traductores celebran la distancia entre lenguas, porque la traducción puede adquirir mayor soltura sonora y sintáctica. En este caso, buena parte de la sonoridad ha podido conservarse, de manera espontánea, gracias a la hermandad sonora de ambas lenguas. Esta selección se suma a la traducción, definitiva, completa y cuidada del poeta peruano Reynaldo Jiménez, publicada en Montevideo y México.»

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Lucerna No. 10

Un texto inédito de Abraham Valdelomar en Lucerna No. 10

Texto de presentación de Ricardo Silva-Santisteban

«Los hijos del sol es quizá el proyecto narrativo que le tomó más años a Abraham Valdelomar pues sus orígenes se remontan a 1910. Al momento de su muerte, en 1919, Valdelomar hablaba del volumen como de algo terminado, pero esto no era completamente cierto.

Por una interesante carta a Bustamante y Ballivián sabemos que, en Roma, se encontraba escribiendo una novela incaica que finalmente se fragmentó en varios cuentos.

El documento inédito que ofrecemos, que me fue proporcionado por el poeta Jesús Cabel después de publicada mi edición de las Obras completas de Valdelomar, se trata de una presentación incompleta que se encuentra entre los papeles de una versión primigenia y solo esbozada de la tragedia Verdolaga. En esta página Valdelomar trata sobre su proyecto de novela incaica y da luces sobre su alcance.»

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Entrevistas, Lucerna No. 10

«Entre la lógica y la sorpresa». Entrevista al narrador Jorge Ninapayta (Lucerna N° 10)

Entrevista realizada por Rosa Ostos Mariño.

La prematura desaparición de Jorge Ninapayta de la Rosa (Nasca, 1957 – Lima, 2014) no le impidió constituirse en uno de los narradores peruanos más sólidos de las últimas decadas. Ninapayta realizó estudios de Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Sus cuentos, aparecidos en revistas y antologías, han merecido diversas distinciones: Premio Juan Rulfo, París 1998; Primer Puesto en El Cuento de las 1000 Palabras 1994, de la revista Caretas; Premio Julio Ramón Ribeyro 1998; Premio Juegos Florales 1992 de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Premio Jorge Luis Borges 1987. Es autor del libro de cuentos Muñequita linda (2000) y la novela corta La bella y la fiesta (2005). De manera póstuma se publicó el volumen de relatos El arte verdadero y otros cuentos (2016). En esta entrevista, realizada en 2001 para una publicación que no llegó a ver la luz –y que se publica por primera vez en esta edición de Lucerna–, Ninapayta reflexionó con nosotros acerca de la esencia y los misterios del cuento.

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Lucerna No. 10, Noticias

Presentación de revista Lucerna N° 10 + El bosque de las plumas de Li Tai Po

Presentacion de Lucerna N° 10

La revista literaria Lucerna presenta su décima edición este jueves 7 de diciembre a las 7:30 p.m. en el Instituto Raúl Porras Barrenechea (Narciso de la Colina 398, Miraflores). Con esta edición se publica el libro El bosque de las plumas, una antología poética del gran poeta clásico chino Li Tai Po, con traducción directa de Fernán Alayza y Ricardo Silva-Santisteban, en edición bilingüe y con ilustraciones a color. Esta publicación es la quinta entrega de nuestra colección de clásicos universales «Los alimentos terrestres».

La décima edición de Lucerna trae como rescate literario la publicación facsimilar de un texto inédito de Abraham Valdelomar, presentado por Ricardo Silva-Santisteban. En la sección de crítica se publica una nota sobre el Boletín Titikaka, artículos sobre los poetas peruanos José María Eguren, César Moro, Carlos López Degregori, y los novelistas Jane Austen y Honoré de Balzac. Rescatamos una entrevista, nunca antes publicada, realizada al desaparecido narrador Jorge Ninapayta.  En nuestra sección de traducciones, incluimos versiones castellanas de poemas de los poetas norteamericanos e.e. cummings y Mark Strand, y una selección de Galáxias del poeta brasileño Haroldo de Campos.  En nuestra sección de creación literaria, cuentos y poemas de poetas de Apurímac, Chimbote, Chiclayo, Piura y de Colombia, Chile y Uruguay. Finalmente, reseñas de libros publicados recientemente.

Con la presentación se realizará un recital poético con los poetas Benggi Bedoya, María Belén Milla, Antonio Chumbile, Gimena Vartu y Denisse Vega Farfán. La revista y el libro se ofrecerán a un precio especial de presentación. El ingreso es libre.

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Editoriales, Lucerna No. 10

Editorial de Lucerna N°10 (2017)

Diez números no deben dar ocasión a la celebración ni al ejercicio de la autocomplacencia. La constancia no es un valor en sí mismo, y sea cual fuere el mérito relativo de cada edición de Lucerna, no creemos que ello nos haya investido de autoridad alguna que nos permita dirigirnos a nuestros contemporáneos desde algún pedestal imaginario. La única autoridad posible –siempre parcial y relativa–, es la que emana de las valoraciones críticas acertadas y de la originalidad y autenticidad de las obras publicadas. Este tipo de autoridad no exige obediencia ni reclama nada para sí, pues la irradiación de sus poderes se realiza de manera libre y espontánea sobre aquellos que la requieren, dejando indemnes a quienes no. Es una autoridad tan distinta del estrellato mediático que exige la sumisión acrítica de su comunidad de acólitos. Tan diferente de la que se arroga para sí la autoproclamada antiliteratura o antipoesía, contestataria mientras el viento sopla en contra, pero despótica cuando este es favorable. Pues no pocas veces se ha visto que la misma vehemencia e intransigencia que ponen en tratar de abrirse paso, la emplean, una vez alcanzada alguna posición de poder, en intentar entronizarse de manera exclusiva y excluyente, eliminando o silenciando las voces divergentes y las que no contribuyan a su mayor gloria, sirviéndose, para tal fin, de las prácticas y los métodos empleados por los representantes de la cultura oficial o el establishment, a quienes, por estrategia, aseguran combatir. Replicar y perpetuar estos mecanismos de exclusión antidemocráticos no tiene, por supuesto, nada de «antisistema» y menos de «vanguardista», solo desnudan el talante reaccionario y acomodaticio de algunas figuras estratégicamente contestatarias.

Por nuestra parte, como no aspiramos a ninguna autoridad más allá del valor de lo estrictamente publicado, no intentamos producir ningún tipo de mercancía cultural o «capital simbólico» que pretendamos canjear por fama, renombre o posicionamiento, y es por ello que nos negamos a recurrir al gesto hueco, al efectismo de la frase altisonante con la finalidad de atraer o entretener lectores que necesitan ser atraídos o entretenidos.

Al hacer esta revista, en suma, no le ofrecemos al lector otra cosa que una propuesta de lectura. No nos engañamos ni pretendemos engañarle prometiéndole un aura de cultura del cual envanecerse, ni la pertenencia a una comunidad en la cual podrá comentar o encontrar comentado el libro de la semana del suplemento dominical. Antes que nada, somos lectores, y respetamos demasiado al lector para intentar embaucarlo de esa manera. ¿Qué pretendemos, entonces con Lucerna? Nada que no pueda saltar a simple vista de sus páginas, con flagrante desnudez y transparencia. Renunciamos, pues, a disputar algún espacio o posición de poder con las mismas armas que contribuyen a preservarlo. Pero a lo que no podemos renunciar es a lo único que podría preservar nuestra integridad en tiempos de confusión general: nuestra lucidez para, por lo menos, reconocer la medida de nuestras fuerzas y saber lo que podemos y no podemos ofrecer al lector.

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Lucerna No. 10, Traducciones

Diez poemas de The Continuous Life de Mark Strand (Lucerna N° 10)

Traducción y presentación de José Miguel Herbozo

«[…] Los diez poemas de esta muestra proceden de The Continuous Life (1990). Tras diez años sin publicar, Mark Strand presenta una publicación madura sobre los asuntos que dominaban su producción anterior, con una mayor voluntad conceptual y reflexiva sobre la poesía. Atento al vinculo entre lo sagrado, el delirio, la experiencia trascendente y la manifestación de la naturaleza, The Continuous Life es uno de sus libros más logrados. […]»

El fin

No todo hombre sabe qué debería cantar en el fin,
al mirar el muelle cuando parte el barco, o cómo se verá
cuando sea detenido por el rugido marino, inmóvil allí al fin,
o qué debiera esperar cuando esté claro que no va a regresar.

Cuando haya pasado el tiempo de podar la rosa o acariciar al gato,
cuando el atardecer que ilumina la hierba y la luna llena que la derrite
no aparezcan más, pocos hombres saben de lo que encontrarán.
Cuando el peso del pasado se apoya contra nada, y el cielo

no es más que luz recordada, y las historias sobre cirros
y cúmulos estén por concluir, y todas las aves queden detenidas al vuelo,
no todo hombre sabe qué le está esperando, o qué debería cantar
cuando el barco en que navega entre a la oscuridad, allí al final.

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