Lucerna N°14, Poesía

Tres poemas de Karla Gil Espinoza (Lucerna N°14)

Canarios
La esfera ha sido tragada por tus verdes entrañas.
Repites el nombre de ella mientras agonizas en el tintero.
Renuncias a la idea que tuviste de niño
de recolectar estrellas en un balde sin fondo.

No están los dioses en el norte,
persigues la tibieza de cuatro tuertos canarios.
(Todo o nada)
Tu vapor incrementa el aroma de ella (o: su aroma) en tu circular habitación,
La esfera compromete tus pulmones y el minutero dilata tu salida.

Polillas,
tildes
y franceses distraídos componen tu silencio.

El amanecer,
los canarios,
el tintero
y el canillita de la esquina se observan,
y están a punto de revelar al infierno, un nombre.

Morfina
Soy carroña de mis propias manos,
carne en estado de genuflexión.

Espinas espejos agujas
se diluyen bajo mi piel.

Soy navaja y hago parir la mirada de un dios
que tiembla ante una taza de café.

Pétalos lodo ojos,
se dilata a lo lejos una lengua una lámpara.

Bosques encendidos
Y así, posan lento las aves
sobre una campana triste
y espera ser anunciada
por las manos del siglo dieciocho.

La colmena sangra mi pecho
es la niña flor de plata
cuerpo de sal
que enciende bosques de algarrobos.

Zafiros crujen en la fosa tibia,
en la que se esconden sus manos.

Caminos de serpientes azules,
aceleran el hambre de la niña.
¿Por qué llorar a maderos que no responden?

Karla del Pilar Gil Espinoza (Lambayeque, 1995). Licenciada en Educación Secundaria Lengua y Literatura de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo de Lambayeque. Directora y fundadora del Club de Lectura “Bestiario”.  Actualmente, se desempeña como docente de Comunicación en el Colegio San Agustín de Chiclayo, es voluntaria y difusora de la Organización cultural La Noche de los Libros. En 2020, publicó en las antologías Camino al este y Polifonía oculta del Fondo de Cultura Económica, y en 2021, en el poemario colectivo Máquinas en proceso de la Editorial Máquina Purísima.

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Lucerna N°14, Poesía

Tres poemas de Paola Dávalos (Lucerna N°14)

ARDID

No importan los motivos de retorno
si no cómo la profundidad
deshace
aquí no hay señal ni ruta para encontrarme
solo
salir muriendo.

Dolor cautivo
tu corteza desfigura límites:

mimetizar con la noche parecía sublime
caer desnuda sobre los autos
un mal cálculo de atracción
ser absorbida por el vacío de los edificios

cualquier indicio vital

Pulir la muerte del cuerpo
convertirlo en joya
y su brillo
es obra hamparte de los caídos.

La sangre
rebalsa
muros de piel
revelando su caudalosa
huida.

Derrotado el juicio
alejada de toda orilla
nado
y no alcanzo a distinguir
el lenguaje. Esa voz, precipicio
o sus manos
atrapándome.

Quiero verte
el último día del año.
Nuestro encuentro.
Te deseo como poema que pudo ser
extraordinario
pero mi falta de talento
no sedujo a nadie,
ni evitó que el desespero
atacara.

Ardid-a
arena consumada
& ceniza.

SIMA

Dentro de mi cuerpo
hay otro
rocoso de altos precipicios
por debajo hay más
aquí donde entraño

feroz
ausente
mi sibila
se deforma
frente
al cristal
soy

enseño los colmillos
y ella muerde
quién es la bestia
rehén de espejismos

invoco al aire, a las flores
poséanme
de música y rocío
déjenme respirar
sus raíces, hojas
pétalos
deseo protegerlas
del polvo
las ensucia,
agravian las plagas
las quiero salvas, de colores fuertes

muerte
niña perpetua
tú sabes soltar las rejas
encarnizar
no me basta el instinto
ni las revelaciones
míticas

devuélveme a la tierra que es mi carne

AURORA

Es necesario enterrar el cuerpo
cubrir con las tres primeras horas
de luto

y sobre él

el más pesado hierro
brazo siniestro
empuña en dirección
a la cumbre
expandiéndose
bruma
visión de caldera
pan
vino es esta
carne
dermis
zigzaguea

los guardianes de caza
sobrevolarán
para darte encuentro y asunción

testigo

delira
en afán de anhelo
la nueva flama
sustrae savia
todo espectro que amenace
contagiar su agonía

escucharás
el augurio del ave

Salve olla de Era

Paola Dávalos (Lima, 1991) es poeta y gestora cultural. Fue coorganizadora del colectivo “La Huaca es poesía”2020-2021. Miembro y fundadora de los grupos artísticos:  Verbo Húmedo (poesía erótica en escena) 2019-2020, Gugú Dadá (poesía y música) 2017. Ha publicado poemas en revistas y antologías: Volteando al Siglo 25 poetas peruanos (Casa de las Américas, 2020), Versos desde el encierro (FCE Perú, 2020), Aislados (Dendro, 2020), Al Filo del Sol (1era. antología poética en braille del Perú) Golem Editores (2019). Ha participado en distintos recitales, homenajes y eventos de poesía.

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Lucerna N°14, Poesía

Tres poemas de Gabriela Atencio (Lucerna N°14)

Amaru

Cuando pienso en Fitzcarrald y en sus mercenarios,
cuando pienso que esos genocidas eran hombres
me dan ganas de nacionalizarme culebra

César Calvo, Las Tres Mitades de Ino Moxo

Viendo encarnarse repetidamente
la Historia de América en una sucesión
de éxodos y ríos escarlatas
desearía jamás haber aprendido
la lengua de Fitzcarraldo

Ah tú y yo sólo hemos aprendido
una canción de destierro
y la lengua de exilio sorberá el caldo
de nuestros hijos desmemoriados

Pero no huyas de esta máscara
que ahorca cual serpiente
y dice llamarse castellano abrázala
hasta volver cenizas los maderos
del autoproclamado amor

Vuelve en cualquier forma
jaguar hoja demonio
vuelve en cualquier sexo
vuelve incluso sin sexo
pero vuelve

No me dejes solo conspirando con la imagen
de los desaparecidos
cuando ya no soy más
que un cuervo blanco
hurgando en la memoria

Microeconomías

Los pasos de mi madre rondan ajenos
por las famélicas estancias
donde pastorean estoicos rebaños
con su inflamable marsupio

La llegada de un hermano reconfigura
las dimensiones de las hostias
y por más que amanse masas míseras
siempre hallará tras las puertas del horno
el pastel que nunca leuda

He aprisionado el flujo de la Historia
y el quid de la existencia he visto
a los corderos morderse de sus paradigmas
y a mi madre atesorar con incertidumbre
el germen del Hombre
pero sobre todo
ofrendarnos amorosamente
la plusvalía de un hogar hecho de migajas

Y al ver a los animalitos que criamos
proliferar leudar vivir
sin importar el final certero
nos vi luchando hambrientos
sabiendo que nuestro destino probablemente
era caer malheridos sobre las manos limpias
del Mercado

Pero aún mi madre de pasos inflamados
se levanta
en búsqueda de la canasta familiar
censa las cifras de exponenciales trayectorias
regresa a casa a veces sola
con su corazón indivisible en mano
y lágrimas que aún no le son arrebatadas
por la inflación

Y aunque desconozca a Malthus
Smith o Keynes
o qué trocha conduzca a Wall Street
sabe que a diario nacen seres hambrientos sin pan
sospecha que juega a los dados
un tendero de manos invisibles
desconfía de la libre economía del miedo
y claro que sabe de martes jueves diciembres negros
¿y por qué no?
grandes depresiones

Kawai O’o

Ah, tú y yo habitamos en una tierra difusa, con grietas
tan profundas que impiden el encuentro.

Diamela Eltit, El infarto del alma

Cuanto pueden las aves es desnudar
nuestros empobrecidos alcázares
del amor con su lírica de siglos
y secretamente avisarme
si en tus ojos han vuelto a asomarse
los peces de la primavera

Porque arañando el aire
me digiere este duelo imposible deshojando
mis plumas más concupiscentes garganta
que reclama tus alas del tiempo

Qué elegancia tienen las aves
para disimular su fantasma en celo
levantando alcázares enramados
lustrando sus colores brillantes
que llaman a la muerte

Cada vez que los peces y las aves
te pierden el rastro arrullo mis ansias
con el canto de pájaros extintos

¿Cuántas veces el amor me habrá encontrado
caminando solo sobre las arcas del diluvio?
¡Cuántas veces habré perdido el tiempo
haciendo del amor un estandarte de espaldas
a los animales!

Gabriela Atencio (Lima, 1994). Egresada de la Facultad de Ciencias y Filosofía de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. Fue finalista en el VII Concurso Nacional de Poesía Scriptura para Mujeres (2020) y en el III Premio Internacional de Poesía Joven Francisco Ruiz Udiel (2021).

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Lucerna N°14, Poesía

Tres poemas de Mariela Paredes (Lucerna N°14)

Mariela Paredes (Huaraz, 1993)

Mariela Paredes WEB - ok   

Voy sin luz

Mi reflejo comete vidas no conocidas

Les atribuye

Un centro

Un dialecto inmoral

Frases invertidas

Queriendo colonizar

 

Equilibrio

 

Vientos revanchistas

 

Compuestos con mi atrevimiento

Y el inescrupuloso corazón mío

Los árboles me sacuden de lado a lado

Y el aire es mío                                                       siempre fue mío

 

 

Visible

Me doy un poco cuenta

De aquello

Y de lo otro

De lo que sucede en mí

 

Visibilidad predilecta

 

Cuando las antenas

Están mal colocadas

Y el ruido establece una

Mejor proyección

O

Cuando mis músculos explotan

Sobre el monte

Obscuro aventurero

Imbuido de algunos

Conflictos rudos

En

Medio del cielo

Degradado

Continúo

Con las venas cavas

Extasiadas y

Sigilosas

 

Documento blanco

Un documento blanco me espera
Se sienta a mi lado
Arrulla mi mano
Hace temblar mi pecho
Subo esa escalera que prohíbe
La velada del ruiseñor
Sigo escalando
Y se me aletarga la impresión en
Cada grada, en
            Cada aliento, en
                        Cada filtro que agradece que me marche
Ese romance mío crece
Dejando mi mano revelarse
Trágicamente
Trágicamente
Ese romance mío
Fue tráfico
Hoy en su niebla
                           festejo

 

Mariela Paredes (Huaraz, 1993). Publicó sus primeros poemas en Las Poetas (Lima, 2020). En mayo de 2021 publicó su primer poemario Híbridos de Somnia e In.

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Poesía

Tres poemas de Erika Aquino

Erika Aquino (Piura, 1988)

     I.

La lluvia refleja la lluvia

              En mi cabeza están naciendo hidras

              ¿A quién cobijas, sino a un pedazo de color estéril?

Soy un tentáculo abrazándote las piernas

El tiempo ha caído al mar

Mi cama es un ovillo de cabellos cansados

De mi cabeza salen raíces hermosas

            Soy campo

de mí crece hiedra púbica

y de mi boca salen barcos de papel. 

 

Frente a los centauros del mar

mi piel resiste al silencio

Las olas golpean la tristeza de mi seno extirpado

Te miro Brausen:

                        Esta ciudad solivianta mis huesos

y no tengo más amor

que esta carne cayéndose a pedazos

 

 

TERCER LABERINTO O LA VOZ DE ANTÍGONA HABLÁNDOLE A ISMENA

 

     I.

En la ciudad han arrojado mi cuerpo

contra el polvo que arranca oscuros centauros

La noche es más lejana

ahora que duerme

en nuestros ojos de halcón marino

“Hemos perpetrado entonces un acto extraño”

Hemos sido testigos de la destrucción de las piedras

            a quienes se les demolía el llanto

            la nueva hierba de su vientre efebo

            el mosto sagrado del vino dulce

Y te pregunto

Si tú  /Ismena/  me oís

Si has muerto aquel laberinto

donde tu miedo era espeso y verde

Y se levanta mi furia

porque no encuentro mi cuerpo

en los anaqueles de la historia

Y el demos me pisotea la carne

dejándome las huellas de sus pies

Y también la memoria me hiere

¿Cómo engendrar este coro que llora y llora

                                                  Y no dice

                                                           Y no hace

                                                                       Y no vive?

¿Cómo amar a este dios irremisible para la tristeza y la justicia?

¿Cómo sanar los latidos de esta ciudad

y perpetrarla en mi piel

si el mundo es apenas un odio pequeño?

¿Me sentís acaso hermana?

¿Sentís el holocausto de esos muslos mutilados

por peces y corazones dilatados?

¿Sentís la caverna de la ley que me sobra en la piel

y se me sale de los poros como sudor impuro?

¿Sentís el miedo que se levanta

y se aleja y cabalga cual caballo herido?

¿Me oís /Ismena?

Y oís esa soledad que se me hace espejo

y me mutila los ovarios para no nacer

           

            ¿Qué vientos arden en tu espíritu /Antí-gona?

           ¿Qué dioses te han abandonado en este emporio delirante?

           ¿Qué fue de tu inocencia y de tus racimos dulces?

            Era otro sol el que apaciguaba las tormentas

            otro domingo que se vestía de demencia

            otro dios en las danzas de la razón

            Entonces

                                    NO ERA NADA

 

 

QUINTO LABERINTO O LA IRRUPCIÓN DE LOS SUEÑOS O TRANSFIGURACIÓN DE LA MUERTE

    

     I.

La hostia en la iglesia fue testigo de la tarde cayéndose en ruinas, de la gestación extraña y telúrica; entonces, la anulación crepitante del agujero negro, el holocausto terrible y espantoso donde nos vimos húmedos y desnudos .

Fue terrible nuestro éxodo a las grietas de la tierra. Nos colocamos allí presos de espanto. Y nuevamente el regreso al caos primordial.

Amé al barro con su noche infinita, nacieron tus ojos de mis costillas. Derrumbé mi andamiaje colosal esquizofrénico, el ruido metafórico, mi piel surrealista.

Y ahora esta lujuria que siento por ti, Artidoro, que no se quebranta ni se adolece  ni se entrega a los musgos de las horas tardías.

 

 

Erika Aquino Ordinola (Piura, 1988). Es magíster en Literatura por la Pontificia Universidad Católica del Perú y ganadora del primer puesto en los Juegos Florales de Poesía “Carlos Eduardo Zavela” (Chimbote 2009). Ha publicado en las revistas Plazuela Merino, Sietevientos, La poesía no tiene sexo, Lucerna, Caleidoscopio y la revista de la maestría en Literatura Hispanoamericana Espinela. Ha participado en diversos recitales en las ciudades de Piura, Chiclayo, Chimbote, Trujillo, Lima y París. Ha publicado su primer poemario Laberintos y transfiguraciones (2015), libro del que proceden estos poemas.

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Lucerna N°13, Poesía

Tres poemas de Rocío Fernández

Rocío Fernández (Cusco, 1988)

TRÍPTICO NOCHE

Es tu cuerpo una orquesta de necromancia
arquitectura en Sol sostenido
musical de mármol
en ti se hacen patria las migraciones de mi lengua.
Resuena todavía tu acento
que conocí en cada ternario
a espera de un país que no me conoce, pero me canta
Palosanto, oráculo del siglo
en otra era fuimos adoratorios,
amantes de volcánicas fauces
en un velo terrestre donde todo se sepulta.

Tus manos son un ejército de cítaras
en ellas la noche avanza (y me conduce) al mismo pub en que te vi nacer
bosques de brazos dibujan tu cara y borran tu cuerpo
se hizo humo la sacrosanta nave que nos condujo a tierra
la tristeza de no verte por el alcohol es una premonición del cuerpo antes del cuerpo
elevo la mirada
purasangre bailando la danza delirante de la vida

corto el circuito de la victimización

en tu espinazo cardiaco donde me llevas al taxi
y me siento a derribar el espejo retrovisor que mira al pasado
el conductor es un cetrino manso y mudo
mi control interno en modo automático
mi conductor interno un navegante ahogado por el tritón de tus cantos
mi mente se eleva a tus muslos, hijo de Herodes
Aries, te han puesto
de mí nacen ríos, caudales de serpentina
vómito por la ventana

–   Estamos al aire   –
–   FILM MUDO   –

vamos ahorcándonos la piel y la luna se hace astro mordiendo tus lunares
docentes en arrancarnos las plumas
cielo de alumbre
animal herido adicto al vértigo
cada cicatriz tuya es un pasaje a Urano
quebramos las esquinas del cuarto como al tarso
metatarso
de un soldado extranjero
bailando la danza de la muerte en la piel del ánima
confundidos en la oscuridad de su trance
introducción a la cosmogonía
a la boca abierta de la habitación que nos devora y conduce a la sala
te recuestas en muros hechos de espuma
bajo el hechizo de la gravedad
la materia es un obstáculo en caída libre
y queriendo desnudarnos del cuerpo
rodamos al vacío de la alfombra
adheridos a la tierra como imanes
aunque el verdadero abismo se encuentre hacia los cielos.

Supongo que te conduje a mi negrura
pero despertar y verte es un Ícaro en Caballococha
tu rostro me mira y es una luna diurna
pasajero en onda encantada
un ejército son tus falanges evangélicas dictándome el futuro
y de ti vendrán todos los truenos.

 

CIANOTIPIA

Piedra relámpago
es triste este observatorio
hilos de estrellas se acumulan en los números
fecha natal; abandono; primer beso;
tu rostro en la transparencia de un crematorio reluce
multitudes se asoman a tu estatua
tu piel verdosa, dura y cruel como un ángel se eleva:
–   no habrá otro momento para dibujarte   –
toco tus manos como teclas de un piano
tu rigidez sólo representa el sueño de quien ha vivido
y, vestido de negro como siempre
te entregan al sol de las brasas

Es una trampa el deseo
de despertar y volver a ti
mi cuerpo está derrotado
es un bulto ardiendo en off:

“ausentes están las pisadas de tus ojos
en un mar de concreto se esparce tu memoria
aplaudes a media noche deshilando telarañas
haciendo eléctrica la caída”

Una acuarela fue tu lúcida presencia
en los gemidos de la vida que nos narraba la esperanza
tus instintos, peligrosos aguijones,
demonio blanco en días de cacería,
tu cuerpo se dibuja de pie mientras te acercas a la puerta del horno
un movimiento metálico nos envuelve
el sonido de las brasas, melodía de las esferas
en ninguna página me enseñaron a comprenderte
y ahora te apolillas en la música de Saturno
verde, óseo,
perlado, plateado
te llevo como una maceta en el plexo
jaguar de tamarindo
todos tus días serán memoria.

 

VISIONES OF LA

Quincemil años de existencia
y cada vez peor.
Da vuelta a la historia,
tipifica la península
en la última tumba maya,
Spondylus
entre Tumbes y Guayaquil.
Robo ideas
papel de capellades
impresiones de Arguedas en balances sepia.
Robo versos, pero el poeta invita y desvirtúa
me invita a la mesa
y existe.
Dirán que es vertiginoso
pero robo versos de los aguardientes
esparcidos mientras se derrumba el Perú
y se hace dependiente
y Sucre decide fundar su propio reino
que será la médula del agua.

Robo laberintos de libertador
con los últimos días de Bolívar
que no pudo sobrevivir a América
a Sucre que llegando al Sur se desangra
a San Martín que no se desarticula
del puño español.

Robo la libertad de 200 años
que parece lejana pero aún repercute en casa
con una religión cristiana que se clava más hondo que un crucifijo.
Aun crees en el origen de la técnica del montage
mi estrategia es más sencilla que un cenicero
o enrollar tabaco en un billete de 20
Robo versos y servilletas
donde se escriben poemas de Benedetti
para sonarse la nariz
y en un país donde se permite el robo
pero no el llanto
prefiero entrometerme en las palabras
robar versos más que morir
y Cecilia, proveyéndonos de líneas blancas
en la taza del baño
sin perder la cordura
o la elegancia
o el propio poema que funciona de guardaespaldas
en un soñadero entrevistando a Valdelomar
o Vallejo tratando de pasar del opio al hachís
y el protagonista sale a la defensa
salen dos haces fúnebres en la generación del cuarenta
se encandilan las pesquisas
se acercan revelaciones en la noche
se conoce a mi abuelo
que apellidaba Diamante.

Robo versos,
corales familiarizados con el cristal.

Escribo el poema del mundo
y alguien me golpea el hombro,
simulo invisibilidad,
el cuerpo no pide
sino el cuerpo aficionado a la costumbre
la nariz en blanco
que suena en las reuniones
donde los baños son burdeles de crisálidas.
Quizás el mundo cambió por individualidades
y yo, que tengo las mañas del gallinazo
pero aprendí a sobrevivir como un cóndor
robo poemas como obras maestras
que continúan desde el río interesante
de tu luna oscura
y tu ropa cuando también estás oscuro
¿dónde está el párpado que da rueda a la noche?
y el fuego arde
como tus manos.
Lo sabía, pero antes disimulaba.
Ahora me ofrecen otra puerta
y he comprendido
que cuando llegas a la madurez
empiezas a envejecer.
Robo versos
y hago tratos
que se despegan de mí
pero vuelan conmigo.
Leo, eres el hacedor de todas las habitaciones.
Poeta, no busques mostrar
Sino estar preparado
Agradezco a los manzanos
pero guardo un secreto agrado
por las ciruelas.

 

Rocío Fernández Hurtado (Cusco, 1988). Psicóloga. Durante dos años forma parte del proyecto de experimentación sonora y poesía llamado Sociedad Peruana de Escape. Co-organizó el festival de Poesía Enero en la Palabra en los años 2014 y 2018. Sus poemas han sido publicados en plaquetas y revistas (Antología de Enero en la palabra 2014, 2015, 2018, Electrocardiograma, revista verboser). Poemarios publicados: Oceánide, Cortejo Fúnebre, Accidentes de tránsito, Visiones of LA.

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Lucerna N°13, Poesía

Cinco poemas de Guadalupe García Blesa

Guadalupe García Blesa (Lima, 1997)

Arcilla

Si me atraganto
con la fábula y la manzana
me hallaré en la gruta
de lo que queda
de la capa de ozono.

Quién eres tú
fragancia taciturna,
miembro deslenguado.

 

Consultorio de inversiones

Cirugía de cabeza
cuello
y lengua de invertebrado.

Cifras
gritos
desesperación.

Estancamiento,
falta de sexo y masturbación.
Almohadas rellenas
de pelos blancos.
Medalla de plata
para los rendidos.

 

Ave

Estuve cerca.
Fui trópico adversario
motín sin té
y amígdala sangrante
dentro de tu mentón.

 

28

Se ve a leguas
tu mano aprehendida
a mi pecho
mojado
y la calle
llena de charcos
reflejando la sombra
del anhelo entrecortado.

 

Ca(l)ma

Las trinitarias
enredadas
en tu tronco
me piden
que te descubra
mientras caminas por el cordel.

Vamos constelando
esta necia estancia,
lúdica infatigable.

Entonces
mis hojas
te hacen cosquillas
en los pies
y descubro
que quedarnos colgados
es un descanso infinito.

 

Guadalupe García Blesa (Lima, 1997). Estudia Comunicaciones en la Universidad de Lima y fue parte de la Escuela de Música de la UPC durante los años 2015 y 2016. Cuenta con experiencia en arte y educación, además de trabajos de voluntariado. Es amante del arte en sus diferentes facetas, con especial dedicación a la música y la poesía; le interesan también las relaciones interculturales, la educación y el medio ambiente. En 2019, la revista Lienzo (Edición extraordinaria) publicó algunos de sus poemas. Prepara la publicación de su primer libro de poemas.

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Lucerna No. 9, Poesía

Siete poemas de Brayan Rojas Osores

Brayan Rojas Osores (Ica, 1990)

Presencia y derrota

Hubo un día en que el día no engañaba.
Luis Cernuda

Me vuelvo contra una estrella negra, mi amor se regocija en diámetros eléctricos, y cada diámetro que hay en ellas las guardan celosas de mi llanto.
Hay en todo esto una metáfora de arcilla que hace notable su derrota, claro es el ejemplo de un áspero cariño que nadie me profesa y su presencia es la promesa de una primavera –a primera vista– separada de lo imaginable.
Temo que el cielo sepa quién es él cuando lo acuse en contra de ustedes. No silbo nombres ni edades que también revelen una sucesión de números en quiebra.
Alguien con labio de mujer alcanzó a decir que me quería, debe ser aquel planeta resucitado que olvidó decir lo que yo debí decir mientras soñaba. Pero se presenta como una fruta amenazante, debo de comerla –pienso– y otra vez se ensarta en esa línea recta que destejo mientras hablo.
Mejor callo, mejor no presumir, tal vez la soledad sepa lo que hace mientras la acompaño. Y la metáfora de arcilla que arrastré hasta aquí entre pensamiento y pensamiento, sucumbe porque no le di la mano.

 

 

 

Escondite de sol

A José de la Roca

He perdido el silencio
el gusto de decir
con estas manos que tejen
y destejen las mismas palabras
con las que se escribe
una carta o se hace un puente
hacia los oídos del viento.

Qué sabio no vive con la verdad dormida en la boca.

Si debajo del agua, somos los mismos seres
que al unísono se despiertan para decirse adiós.

 

 

 

I

Esto es cierto:
Cierro los ojos
limpio el césped lleno de ti
caen tus ojos
llenos de miel
las hormigas saben a mí
el sol es tuyo si pienso en él
no lo espantes
el poema es un insecto lleno de mí.

 

II

Incluso una
promesa
consta de tres partes

incluida en ella
la perplejidad
de los tres
segundos en un tren

 

 

 

Darmer

Discutí sentado el camino de la tristeza

Mientras hablo mientras levanto un hombro para saludarte

sin ninguna condición practico ser el mar

el vómito de ciertas especies que no te saben bien.

La propia sal me sirve para endulzar los días que no vienes.

Algunas veces salgo a caminar de puntillas y a mi regreso

arrastro hacia la orilla toda la arena que no pude regalarte.

Y te imagino con el sol recostada sobre aquella playa

―donde el amor no está― para olvidarme.

 

Practico ser el mar y aquí termino:

los pescadores no saben escribir mi nombre

no saben que dentro del mar habita otro mar.

Entonces mientras hablo mientras levanto un hombro para despedirme

toco las extremidades que me quedan y parecen las pinzas de un muerto.

 

 

 

Mejor no ir al mercado

 

Lo mejor es recibir el abecedario por debajo de la puerta

lo mejor es que sol rinda otros exámenes de conciencia

lo mejor es que el espejo tórnase en agua quieta en nuestro cuerpo

lo mejor es que el pan exceda su textura hacia otras galaxias

lo mejor es un imán de bicicletas: ve de vuelta a casa

ve a casa devuelta: devuelto en un timón de abejas

lo mejor es pensar en el tapete y pintarlo de azúcar

lo mejor es que las hormigas pasen a mi biblioteca a delinear otro libro
con las hojas secas pegadas a su boca

o una cadena de grillos
facsímiles que arden tan cosmopolitas lejos de casa

lo mejor es que la educación no se libere de los niños y nos libere árboles-niños

lo mejor es que el gobierno también aprenda en casa.

 

Después de soñar en un jardín prestado

lo mejor es desayunar en el almuerzo y cenar misericordias nacionales

lo mejor es guardar el dinero en el rincón de las arañas para que al tejerlo no se acabe

lo mejor será recuperar otras lecturas: la pandemia es una filosofía de abrazos.

 

 

Florecer buscando explicaciones

 

Ya no soy un niño

pero me cuesta trabajo compartir con Dios el desayuno

fotocopiar el pan y el dinero que no alcanza para curar el cáncer

y dejar que el corazón de algunas frutas se pierda en la licuadora.

 

No sé si el hombre de la casa todavía no ha nacido

no sé si el sol me impida ser un hombre

para comprarle una bolsa de té a las mariposas que me sanan de la primavera ausente

tener treinta años de árboles y cuatro ojos de bosque

y un concierto de ardillas que dejé colar a mi capa de ozono para boicotear el invierno.

 

A mi hermana que toma la vida en serio por algún lado

le ofrezco estas pobres reliquias.

 

 

 

Brayan Rojas Osores (Ica, 1990). Estudió Lengua y Literatura en la Universidad San Luis Gonzaga de Ica. Dirigió la revista literaria Algamaris. Figura en la antología de la poesía iqueña Poetas en la Arena (2017). Obtuvo el Primer puesto del concurso de Poesía, organizado por el XIII Congreso Nacional Lingüístico Literario Juan Donaire Vizarreta y el V Congreso Internacional Antonio Gálvez Ronceros (Ica, 2016). Sus poemas han aparecido en revistas como Lucerna. Ha circulado diversas plaquettes. Actualmente ejerce la docencia y prepara su primer libro.

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Lucerna N°13, Poesía

Cuatro poemas de Hilsa Rodríguez

Hilsa Rodríguez (Trujillo, 1994)

Perturbación

Hoy he soñado con un monstruo
Hoy he soñado que mi padre ha hecho el amor conmigo
Me ha acuchillado las vértebras y los ojos
Se ha acercado
y su voz me ha dejado grietas
me ha tocado las piernas
y se ha introducido en mí.
Mi madre ha muerto en ese hueco
y mi hermana
está durmiendo en los brazos
de un hombre raquítico.
Hoy he soñado
que he matado a mi padre.
El único problema es que su alma me persigue constantemente.

 

Teratofobia

No soy un monstruo.
Acaricio y amo
como si en mí
no existiera una criatura salvaje.
Como si en mí
no existiera un rostro lleno de grietas
como si en mí
el tiempo no existiera en mis dedos viejos
No creas que soy un monstruo.
Pertenezco
A esta casa
A estas paredes de mi cuarto
A este dolor
Por eso converso con el tiempo
Y lloro
Y aprendo a tener miedo
De mí misma
Como si en mí
no existiera este abismo que me asfixia
lleno de pájaros negros
en este oscuro
absurdo
corazón roto.
No soy un monstruo.
No creas que soy un monstruo.

 

Eclosión

Para desmembrar mi cuerpo
y convertirlo en una mujer
voy a enterrar en él
la angustia
el olor de los encuentros
y el pan de las siete de la mañana
Y entonces
despertaré
del letargo
y de la amargura del espejo
Para desmembrar mi cuerpo
Y convertirlo en una mujer
Voy a coser un botón en forma de ira
cerca de tu pecho
Voy a inventar el llanto de los niños
y la acidez del limón
Voy a afilar los cuchillos
y remendar mi propia miseria
Aquella que galopa constante
en estas paredes
en estos silencios
Para desmembrar mi cuerpo
y convertirlo en una mujer
Voy a olvidar las llamadas telefónicas
reprochándome
Si aún la vida es fácil
Si aún existe un adiós
Para desmembrar mi cuerpo
Y convertirlo en una mujer
Voy a cortar las zanahorias
En pequeños trozos
Para convertirnos en un pedazo de polvo
Llamado eclosión

 

Poesía

La poesía se adueña de esta casa:
Ya ni esta coraza aguanta tantos golpes
Ya no cubren el dolor estas arañas
Si los sueños son costras negras
Llenas de mentiras
Si de tu boca ladran lagartijas
Que ahogan la tierra
Y que le mienten a tu boca con otra boca.
El ruido aumenta
Y lo destruye todo:
El tiempo, las estrellas
Mientras aquí
Esta casa
Se adueña de los malvados
De los moribundos y de los poetas
La poesía se adueña de esta casa
La poesía se transforma en un puño
y algún día podrá matarnos.

 

 

Hilsa Rodríguez (Trujillo, 1994). Egresada de la Universidad Nacional de Trujillo – Mención Lengua y Literatura. Docente. Ganadora de la Convocatoria Poesía Hembra II (2016). Ganadora de la convocatoria en las categorías Relato y Fotografía de la revista El Bosque, número 9 (2016). Mención honrosa en el Concurso Nacional de Cuento y Poesía – Huauco de Oro, de Sucre, Cajamarca (2017). Participó en la Feria Internacional del Libro de Trujillo (2017) y en el VIII Festival de Poesía de Lima (2018).

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Lucerna No. 5, Poesía

Tres poemas de Luz Ascárate

Luz Ascárate (Callao, 1989)

Silencio

A veces el silencio es algo distinto a la ausencia del ruido.
No es una voz que calla o el final de una frase.
Es un ojo que mira fijamente y en su órbita
un mundo extraño y nuevo se constituye, toma forma.
Voronca

detrás de los cerros
el pishtako
se alimenta como una máquina
ruidosa ignota colosal
de nuestros sueños

donde la tierra es toda mala y olvida
gritamos a veces
pero nadie nos escucha
nadie ya nos quiere y abraza
hemos olvidado a nuestra madre
y el lenguaje de las piedras

el pishtako
dice que sólo somos ruido

cuando nos encuentra de noche
nos llama ruido
cuando camina por las calles
y sube a sus edificios
y prende su máquina de nombrar
cuando nos encuentra
nos llama ruido

ruido ven para darte nombre y voz
nos dice
y al instante nos destaja

cuando nos encuentra de noche
y nos da nombre
cuando pasea armando calles
tras los cerros

así hemos vivido jóvencita séñorito
hablando al silencio

evocándolo
como se evoca lo que
al no conocerse
se necesita y aclama
 
la cara me la quemaron toda
no encontré mi familia
 
gritando al silencio
como lo que yace
en donde no se mira
lo no mentado
 
esta es una reunión privada no puede pasar dice
y me desgajaron el vientre
desde entonces ando en silencio

como lo que yace en lo presente
gritamos al silencio
en el ahora presente
que es siempre oculto
en el antes y el después
en el más nunca y el aquí

y al silencio
el relato de nuestros llantos

en los cerros más altos
en sus rocas más grandes
donde se esconde

el pishtako
su
«expresión mística
es un estímulo más del pensamiento» (Novalis)
y por eso
gritar al silencio
y al silencio

porque del silencio aprendemos
y cuando al silencio volvemos
porque tenemos miedo
únicamente cuando el miedo es hermoso
el silencio nos descansa

nuestra colección de recuerdos tristes y
«toda verdad es antiquísima» (Novalis)
en el silencio.

 

 

Legión

nuestras voces eran puro ruido
hemos aprendido a ser enjutos
simples
para ser escuchados
hemos silenciado nuestros colores
vivos
nos hemos disfrazado de tus
cadáveres
y a la vez de tus pishtakos
nuestro amor se ha configurado en torno a la
ausencia
amamos lo que ya no está
amamos lo muerto

por mucho tiempo
nos han soñado individuos
pero somos
fragmentos
que reposan
en lo que es
lo más particular

búscanos en tus uñas sangrantes
en la voz de tu conciencia
al interior
de la imagen sesgada
en fragmentos irreconciliables

nos dijeron con expresiones felices
silencio aporía paradoja
pero somos ruido y evidencia

las explicitaciones suturan al sentimiento
eso ya lo hemos aprendido
así como el simple ser
un intercambio
un lugar fijo
un tiempo dado
un trofeo
un compartimento enjuto
la privación
la no excelencia
la búsqueda insaciable
somos legión y ya no hay dios para salvarnos

 

 

I

 

la violencia de las cosas es la inamovilidad
percibir la inmovilidad de las cosas es una acción violenta

tú guardas el secreto de las cosas
como una historia a descubrir
y ocasionalmente a cuidar

para aligerar el espíritu hay que recurrir al movimiento
huir de las decisiones inmóviles

tú temes que tu vista hiera cualquier atmósfera
ablandas por eso el corazón

yo creo que una gran fortaleza protege un paisaje borroso
y que la violencia de las palabras traduce la violencia de las cosas

tú recoges sus colores
marfil, naranja

los vidrios prolongan la quietud de los estantes
y sus libros, tu mundo mágico

en todo lo que acoges en el vientre siempre estuvo presente
–como un fantasma–

–en el perfume de las cosas–
–en los árboles que pasean lejos–

aquel pishtaco cuya partida coleccionas una vez más
aunque ya no haya de donde asirse
o mirar

porque tú guardas el secreto de las cosas
su devenir

y yo transcribo con nombres y promesas
su violencia

 

 

Luz Ascárate (Callao, 1989). Es docente de la universidad París I Panthéon-Sorbonne y está calificada a las funciones de maître de conférences en filosofía en la campaña 2020 del CNU de Francia. Es doctora en “Filosofía y ciencias sociales” por la PUCP (Lima) y la EHESS (París), bajo la modalidad “cotutela”, con una tesis sobre los conceptos de imaginación y emancipación en la filosofía de Paul Ricoeur. Realiza actualmente una tesis en ontología fenomenológica en la universidad París I Panthéon-Sorbonne. Ha publicado poemas y artículos académicos en revistas diversas, así como contribuciones en libros colectivos. Sus publicaciones se sitúan en la intersección de la fenomenología hermenéutica y de la filosofía social. Estos poemas serán parte de su primer libro La redención del pishtako o la máquina del movimiento perpetuo, de próxima publicación.
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