Lucerna No. 7, Reseñas

Reseña de Para ahorcar pájaros con tu cabello de Alejandro Mautino (Lucerna No. 7)

Para ahorcar pájaros con tu cabello de Alejandro Mautino

PARA AHORCAR PÁJAROS CON TU CABELLO
Autor: Alejandro Mautino Guillén
Editorial: Killa
Páginas: 55
Año: 2015

Por: Jim Anchante Arias

Para ahorcar pájaros con tu cabello es el tercer poemario de Alejandro Mautino Guillén. A nivel de su estructura externa, lo primero que se aprecia es una recia simetría: la agrupación de siete poemas en cada una de sus tres partes. En total,  21 poemas cuyos títulos van desde “Pájaro 1” hasta “Pájaro 21”. Pero no es lo único: cada parte representa una etapa del día: “Los pájaros del alba”, “Los pájaros del mediodía” y “Los pájaros de la noche”. Organización no gratuita en lo absoluto,  como apunta atinadamente Camilo Fernández en el prólogo. La lectura de los poemas se desenvuelve como un recorrido temporal, pero no de una temporalidad lineal, sino cíclica o mítica, como nos sugiere el locutor del “Pájaro 10” cuando nos dice: “oigo morir  a todos los hombres / por ese tres tan mortal / de repente / la serpiente se muerde la cola / ipso facto” (p. 29). Tres tan mortal. La muerte como oposición a la vida, pero a la vez como complemento de un viaje circular o cíclico, como el vuelo de las aves. Porque no olvidemos que el símbolo-base del poemario es el ave, como pájaro sagrado de o para el amor.

Pues debemos señalar que, ante todo, el presente es un libro de amor. Experiencia gozosa del amor, representada a través de imágenes alucinantes, surrealizantes, que nos recuerdan la sensorialidad y versatilidad nerudiana, así como la sobrecogedora imaginería alexandriana. Pues, como evoca el autor de La destrucción o el amor, el sentimiento esencial del universo establece una comunión no necesariamente calma, sino las más de las veces cargada de violencia: la misma acción de “ahorcamiento” en el título connota una acción belicosa pero a la vez profunda: sobre los restos inertes brota vida, una nueva vida lista para amar: “Porque debajo del sol todos somos solo sombras / alimentando a las horas y a los gusanos más tarde”. Y en el mismo poema: “Porque el amor invoca a todos los muertos / y los conduce a otro infierno memorable” (p. 15). La fiesta memorable del amor es la fusión de Eros y Tánatos. Por eso “desollo a las fieras de la noche que me hablan de ti” (p. 45).

La solemnidad, sin embargo, da paso en ciertos momentos al humor coloquial y al prosaísmo. Por eso, “tú y yo por eso somos en el aire uno solo / chanchos como caballos montados en el charco del amor / cogoteándonos los cuerpos” (p. 44). Hay, así, una visión ecuménica que traspasa las acciones de los pájaros y de las voces que alimentan el poema. Y esos pájaros son víctimas y a la vez victimarios, enemigos y aliados. Esa aparente contradicción explica el amor, como nos recuerda el famoso soneto quevediano. Por eso, en “Pájaro seis” se llega a la desfachatez de enseñarnos cómo serle infiel a una mujer con ella misma. Desfachatez que mantiene vivo el vuelo diurno (o nocturno, son lo mismo) del amor.

Mautino no inventa nada. Pero sí continúa, con peculiar sensibilidad e imaginería, una tradición amatoria cuya llama se apaga y se enciende, casi infinitamente. Como el paso de los días.

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