Poesía

Tres poemas de Katherine Medina Rondón

Katherine Medina Rondón (Arequipa, 1994)

Avenida principal:

Un poema no nace en una avenida como esta,
pero los verbos me atacan
y las piedras recuperan el sentido de la orientación.
Un poema no nace cerrando una puerta
o caminando con prisa para tomar el autobús,
ni mirando al amigo que saluda
cuando camino incógnita
de la mano de un hombre
que no es mi marido.
Un poema nace con una ventana rota,
con la espalda arañada
o un libro nuevo en el bolso.
Un poema nace cuando me quitas el vestido
o cuando, llegando a casa,
me siento en mi escritorio
y mi cuerpo sigue irradiando
el olor de tu ombligo.

* Del poemario Disidencia (Cascahuesos, 2018)

 

 

Cortinas azules

Cortinas azules en mi cama,
bajo un ondulante viaje de manzanas.
Cortinas azules con tus pantuflas plomas.
Cortinas azules en el autobús,
con el sol rugiendo sobre mis mejillas.
Cortinas azules en las calles sonámbulas
temiendo que no tengan piedad
de mis pisadas neuróticas.
Cortinas azules con el cigarro
anclado en mi boca,
evitando que mis vocablos
se conviertan en laberintos oscuros.
Cortinas azules, cactus errante,
ulema sin corbata.
Cortinas azules porque las aves cantamos
en diferentes idiomas,
y no se preocupe, cariñito,
si no pueden entendernos;
me basta saber que usted también:
Cortinas azules.

* Del poemario Disidencia (Cascahuesos, 2018)

 

 

También fuiste el sueño de mamá

Recuerdo la primera vez que vi a Harrison Ford en la TV
tenía once años e incluso entonces comprendí
que él ni nadie sabría cómo amarme jamás.
Los días iban pasando a media ración, sin importancia,
porque el olor a durazno tocaba la casa
con sus alegres ojos verdes
y el tiempo no era, como hoy,
una debilidad numerada
siempre de paso, agotada, fugaz.

Pienso en Harrison Ford como un fornido carpintero
o un vendedor de marihuana
al que le tengo que enseñar las bragas
porque en este país no se fía, todo cuesta,
incluso el amor que engendra 500 versos inútiles.
Ahora entiendo como
empecé a cavar mi propio agujero,
suspirando como un fuelle,
cediendo, hasta que otro hombre
abandona tu cama
y aprendes a omitir “te quiero” y “no te vayas”.
Pero hay cosas peores en la vida que lo que uno deja atrás,
el presente, por ejemplo
atrapada en una humilde habitación
cuando la burla de la madre es un poema
que empieza a caerse desde el primer verso.

*Inédito

 

Katherine Medina Rondón (Arequipa, Perú, 1994). Poeta y artista visual. Ha publicado: Murmullos y volantes (Aletheya, 2012), Amor en cuatro actos y otros cortejos (Casatomada, 2013), Mínima celeste (Transtierros, 2016), Disidencia (Cascahuesos, 2018) e incluida en la muestra dinámica de poesía latinoamericana Tea Party III (Cinosargo, 2014), Antología XXII Enero en la palabra (Gobierno Municipal de Cusco, 2018) y Memorias del 28° Festival Internacional de Poesía de Medellín (Prometeo, 2018). Ha presentado la muestra pictórica bi-personal “Comisura” en el Centro Cultural Casa Blanca (Arequipa, 2016) y participado en diversas muestras artísticas colectivas. También ha colaborado en revistas tales como: Destiempos modernos, La ira de Morfeo, Delirium Tremens, Redacción Popular, Letralia, Palabras Diversas, Lucerna, Travesti Fanzine, El Corsé, Caleidoscopio, verboser, Ojo Zurdo, Fórnix y Ulrika. Actualmente se desempeña como redactora de la sección cultural del semanario Vista Libre.

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