Reseña de Ejercicios contra el Alzheimer de Virginia Benavides, publicada en Lucerna N°13
Publicado el año pasado, Ejercicios contra el Alzheimer es un libro de poemas en prosa que se acerca a la pérdida de las facultades como la experiencia decisiva de la condición humana. Lejos del afán de distinción que prolifera en mucha literatura reciente, y transforma la enfermedad en capital simbólico, este libro se acerca al Alzheimer para mostrar, en sus derivas imaginativas, sentencias y visiones, que la mímesis del deterioro del cuerpo sigue siendo, en tiempos de giro subjetivo y neoliberalismo, la única posibilidad para la anagnórisis. Asuntos mayores definen una ambiciosa pero bien ejecutada incursión en el azar, caótica solo en su apuesta por la estética de asociación libre que define la poesía en prosa de fines del siglo XIX e inicios del XX en tradiciones literarias distintas a la española y que tienen una primera versión local en los Motivos de Eguren, que Benavides moderniza según sus intereses, produciendo fragmentos narrativos, visuales, rítmicos y reflexivos en sus poemas.
Aunque el libro se compone de dos secciones —una no titulada que lo abre, y una segunda, titulada “Desciertos”, que lo cierra—, Ejercicios contra el Alzheimer es un libro cohesivamente existencial, que parece fundado en la convicción de que la corporalidad es la experiencia humana más decisiva. Lejos de alguna aspiración de logocentrismo desde la carne o poética de la erotización del cuerpo, los poemas de este libro recrean cómo los actos, y más concretamente su materialidad, preceden toda labor del lenguaje. Tras el enfoque en los actos, los poemas parecen desmontar el malentendido que reviste de sentido común la separación entre experiencia del cuerpo y experiencia de la mente. En ese sentido, la apuesta simultánea por el estar y ser (18) de los poemas de Ejercicios recrean e indagan la relación entre cuerpo, dolor y existencia en afinidad con los esfuerzos de Eielson en Noche oscura del cuerpo y Sin título. Lejos de las poéticas metafísicas y posmodernas que definen a Eielson, Benavides elige otros recursos expresivos y otra lucidez en su conciencia del cuerpo para exponer la fragilidad de la coherencia que persigue el lenguaje: “El signo que resuena en esta lengua azul, en este aleteo mudo, en esta insonoridad no es más que el descifre de resanar una lengua agrietada. Si es que resanar significa un ancla. Si es que ancla es el roce de fondos que se evaporan apenas sonorizan.” Al producir sentido y ritmo a partir de repeticiones, el poema muestra cómo las experiencias psíquicas y la poesía son eventos antes que fines. En el segundo poema, el yo poético dista de reclamar superioridad ante su entorno, y recuerda más bien que la posibilidad de afirmar la primera persona es el fruto de la relación exocerebral que establece el cuerpo: “Viveros y árboles frutales, armonía de nado dorsal, son mi ayudamemoria. Soy el que estriba y recae en esta danza quieta… Zumba que zumba atrapo esta imagen y aspiro mi zumo para recordar” (16). Recuerdo, respiración, visión e imaginación son, en la estética de restitución del libro, funciones comunes a todos los mortales.
Siguiendo las claves anteriores, otros poemas notables de Ejercicios se ocupan de la dimensión germinal, material, de la maternidad (19), de formas varias del sinsentido y el absurdo, como la función social del lenguaje en las presentaciones de libros (21), el discurso y la experiencia de la belleza (22), la dimensión terapéutica y formal de la escritura (29), la relación entre el amor y las dificultades de la existencia (24), la abierta resistencia a definir el ser (25), o la experiencia de la patria (28) en el sentido del que se le quiera dotar. La simultaneidad entre asociación por metonimia entre dos motivos, objetos, recuerdos o imágenes es uno de los mecanismos de composición más recurrentes en las prosas del libro, como ocurre en el relato sobre los frutos caídos (26) o en el texto final de la primera parte (34), en el que la experiencia personal de la escritura materializa su opción por el no sentido y la resistencia a la definición.
De la resistencia al sentido y la certeza se ocupan los poemas de la sección “Descierto”, que comienza con dos paratextos —una declaración de principios y un epígrafe de Montalbetti que me pareció contrario a lo que encuentro en el libro— que reafirman la opción por la divagación y la muerte como rutas artísticas y vitales. Con la diferencia de que las prosas de esta sección son más breves que las de la primera parte, estos textos invitan a renunciar al sentido común y la emoción (38) para atender a los eventos más allá del ego. Ante la tensión entre razón y emoción, las prosas finales son renuncias a la sistematización de la experiencia y a la emoción del lector, para apostar por el asombro y la calma ante la finitud humana. Así, Ejercicios contra el Alzheimer es un libro cuya sencillez y belleza invitan a plantearse la experiencia de maneras distintas, así como a esperar nuevas entregas de su autora.
José Miguel Herbozo (Lima, 1984). Estudió Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Es doctor en literatura latinoamericana por University of Colorado-Boulder y profesor visitante en Colorado College. Ha publicado la plaqueta Acto de Rito (2003) y los poemarios Catedral (2005), Los ríos en invierno (Premio Nacional PUCP de Poesía, 2007), El fin de todas las cosas (2014) y Las ilusiones (2019).