Lucerna N°13, Poesía

Cuatro poemas de Hilsa Rodríguez

Hilsa Rodríguez (Trujillo, 1994)

Perturbación

Hoy he soñado con un monstruo
Hoy he soñado que mi padre ha hecho el amor conmigo
Me ha acuchillado las vértebras y los ojos
Se ha acercado
y su voz me ha dejado grietas
me ha tocado las piernas
y se ha introducido en mí.
Mi madre ha muerto en ese hueco
y mi hermana
está durmiendo en los brazos
de un hombre raquítico.
Hoy he soñado
que he matado a mi padre.
El único problema es que su alma me persigue constantemente.

 

Teratofobia

No soy un monstruo.
Acaricio y amo
como si en mí
no existiera una criatura salvaje.
Como si en mí
no existiera un rostro lleno de grietas
como si en mí
el tiempo no existiera en mis dedos viejos
No creas que soy un monstruo.
Pertenezco
A esta casa
A estas paredes de mi cuarto
A este dolor
Por eso converso con el tiempo
Y lloro
Y aprendo a tener miedo
De mí misma
Como si en mí
no existiera este abismo que me asfixia
lleno de pájaros negros
en este oscuro
absurdo
corazón roto.
No soy un monstruo.
No creas que soy un monstruo.

 

Eclosión

Para desmembrar mi cuerpo
y convertirlo en una mujer
voy a enterrar en él
la angustia
el olor de los encuentros
y el pan de las siete de la mañana
Y entonces
despertaré
del letargo
y de la amargura del espejo
Para desmembrar mi cuerpo
Y convertirlo en una mujer
Voy a coser un botón en forma de ira
cerca de tu pecho
Voy a inventar el llanto de los niños
y la acidez del limón
Voy a afilar los cuchillos
y remendar mi propia miseria
Aquella que galopa constante
en estas paredes
en estos silencios
Para desmembrar mi cuerpo
y convertirlo en una mujer
Voy a olvidar las llamadas telefónicas
reprochándome
Si aún la vida es fácil
Si aún existe un adiós
Para desmembrar mi cuerpo
Y convertirlo en una mujer
Voy a cortar las zanahorias
En pequeños trozos
Para convertirnos en un pedazo de polvo
Llamado eclosión

 

Poesía

La poesía se adueña de esta casa:
Ya ni esta coraza aguanta tantos golpes
Ya no cubren el dolor estas arañas
Si los sueños son costras negras
Llenas de mentiras
Si de tu boca ladran lagartijas
Que ahogan la tierra
Y que le mienten a tu boca con otra boca.
El ruido aumenta
Y lo destruye todo:
El tiempo, las estrellas
Mientras aquí
Esta casa
Se adueña de los malvados
De los moribundos y de los poetas
La poesía se adueña de esta casa
La poesía se transforma en un puño
y algún día podrá matarnos.

 

 

Hilsa Rodríguez (Trujillo, 1994). Egresada de la Universidad Nacional de Trujillo – Mención Lengua y Literatura. Docente. Ganadora de la Convocatoria Poesía Hembra II (2016). Ganadora de la convocatoria en las categorías Relato y Fotografía de la revista El Bosque, número 9 (2016). Mención honrosa en el Concurso Nacional de Cuento y Poesía – Huauco de Oro, de Sucre, Cajamarca (2017). Participó en la Feria Internacional del Libro de Trujillo (2017) y en el VIII Festival de Poesía de Lima (2018).

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Lucerna N°13, Poesía

Tres poemas de Maggie Velarde

Maggie Velarde (Cusco, 1993)

HORA DE RECOGER LA BASURA

entre esto y lo otro
del estío pronto
hidrópicas, las bolsas de basura
se desangran:
se abren papeles en volteretas
siguen volando los más superfluos
y noramala, de a pares, unos ojos negros se asoman
pedigüeñas las lagartijas pequeñas
de tesoros augurados por la manada:
tiros artificiales de a dos por un sol
la flor de cristal siempre es encontrada

caminan entre la maleza plástica
siluetas pequeñas
lunares morenos
rotos sus dientes y su infancia

se agazapan los buitres pequeños
escarban en la pobreza
con sus picos de azúcar y ají
a rescatar del naufragio azulejos
un lápiz, una moneda
un poco del mundo que no es de por aquí

aúllan las lagartijas, ríen poderosas
para ocultar las ojeras y
los mocos caliginosos

Viene el carro de basura
con el dulce revoloteo de las bolsas
torbellinos de porquería
tantum ergo para los roedores
que olvidaron ser niños

son inmunes a las alergias
las enfermedades el gobierno las ongs
hacen casas de llantas de calaminas
de hambre que suple las risas

el frío
es el resorte de sus subibajas

 

 

 

MIS MEDIDAS

Estas son mis medidas:
estrecho es mi cuerpo
para esta hostilidad ofuscada
revisten mi humanidad los periódicos
de grandes me duelen las caderas
por tanto parir esperas
pequeños pifiadores mis ojos se duermen
sin siembra antelada

hay días en los que estoy seca,
tan secos mis labios ocultos que
solo me queda hablar del clima
o de la chamuchina

mi boca bolacera
dice que todo se anida en mí
pero en mi crencha
no hay pájaros ni faenas

mis largas piernas,
tahúr en las tarimas de mirones
ocultan el arrabal que sujetan
y no quepo
en mi pecho baldón
mientras el órgano late en otra habitación

no sé si soy pequeña, inhabitable
o incontenible, casi inexistente

me calzan minúsculas las respuestas que visto
y soy el Sphairos redondo
mi centro está aquí
y allá

 

 

 

HACE EL HACEDOR

1. Las venas nacen en ríos

debajo de la manta cerúlea

mantas más mantas

2. Entroncados los huesos

para formar un cuerpo

3. Dirigible (mal augurio)

enganchado por la nuca

4. Se convierte el oro en sal

para suturar las llagas

5. En las cuencas

dos tiros

para que los niños jueguen

a las carreras

6. Los dientes de perlas

corren prestas

hacia el canto

7. Enturbiado el cabello

 

Te creo, criatura.

 

 

 

Margarita Oré Velarde (Cusco, 1993). Artista escénica y bachiller en derecho. Participó en el Festival de Poesía Enero en la Palabra de Cusco, en 2018. Ha publicado poemas en la revista Verboser (2018 y 2019) y en la revista digital La Cápsula Etérea (2019). Actualmente escribe un poemario.

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